Los momentos especiales duran escasos minutos

A las 3:45 comienza, el sol entra por la puerta, abierta de par en par, puedes recostarte en una orilla de la cama en dirección hacia la puerta, entonces el sol entra, inicia calentando tus pies, luego tus piernas, tu pecho y luego tu cabeza, todo tu cuerpo recibiendo los rayitos del sol y tu disfrutando de un excelente momento, tu piel caliente se enfría rápidamente con el aire frío y la frescura que proporcionan las paredes de la habitación. Tu temperatura cambiando de caliente a frío y luego otra vez caliente, los momentos especiales duran escasos minutos, 15 minutos dura esta sensación tan agradable y placentera que te llena de paz, hasta que el sol empieza a ocultarse tras la barda de la casa contigua, hasta que se pierde llevándose consigo sus pequeños rayitos que son como caricias hirvientes, hirviendo en cada uno de los poros de tu piel, una vez que esos rayitos se han ido solo quedan matices de luz, pero es una luz que ya no calienta y poco a poco el frío de las paredes se apodera nuevamente de la habitación hasta que ya no soportas el frío y el aire y debes levantarte y ponerte un suéter , 4:30 de la tarde, el momento se ha ido y debes despertar de ese sueño en el que estabas despierta.

Los momentos especiales duran escasos minutos pero dejan sensaciones que nunca se olvidan, nadie podrá borrar de mi mente el recuerdo de esa sensación, pero sé que lo extrañaré si me voy lejos de ese lugar, de esa habitación que encierra muchas historias mías y de otras personas importantes en mi vida, ese balcón con esas plantitas extrañas (como yo) que me han escuchado hablar en telefono por horas hasta que la batería del telefono inalambrico se acaba. Cierto es que no quiero dejar esa habitación con ese sol que la visita todos los días, y aunque no todos los días puedo estar exactamente a la hora que llega el Sr. Sol, me basta con un solo día a al semana.